Hoy nos hemos despertado con espíritu cowboy, así que vamos a darle a nuestros bolsos y carteras un toque vaquero que les dote de una personalidad única. Para conseguirlo conocemos un negocio que sabe hacerlo con un gusto y una profesionalidad extraordinaria, siempre a partir del mejor tratamiento del cuero.
Este emprendimiento se llama Miguel Cruz y es nuestra empresa destacada de la semana en el marco del Plan de Digitalización MIPYME en Costa Rica. La marca lleva el nombre de su fundador, un artesano que aprendió a trabajar el cuero hace más de 25 años y que desarrolla unos artículos sumamente originales, fruto de la unión de sus conocimientos en la marroquinería (elaboración de billeteras, bolsos) y la talabartería, que se centra en la elaboración todos los productos relacionados con el mundo de los caballos, como pueden ser las sillas de montar, estuches…
Miguel Cruz sabe que el éxito viene de sumar esta dimensión artesanal con un componente actual y por ello pone el diseño y confección de sus productos de cuero al servicio de la moda, siguiendo las tendencias, colores y formas más modernos. Y, al tiempo, hace cabalgar en las redes sociales, con destreza y competencia, sus artículos cowboys para que sus clientes no se pierdan ni un detalle de los mismos.
Esta originalidad del producto y la profesionalización del negocio le está dando muy buenos resultados, al punto de que Miguel tiene la vista puesta en internacionalizar su marca en un futuro muy próximo. Él mismo nos lo cuenta.
PREGUNTA: Muchas gracias, Miguel, por concedernos esta entrevista. Nos encantaría saber en qué consiste su negocio, cómo lo comenzaste y cuándo.
RESPUESTA: Me llamo Miguel Cruz y soy el propietario de la marca Miguel Cruz. Empecé hace 26 años desarrollando esta labor. Nací en Nicaragua y estoy radicado en Costa Rica, aquí es donde he desplegado mi negocio, donde se formó y se ha desarrollado, el país en el que he logrado crecer profesionalmente, como persona y a nivel empresarial.
Aprendí a los 15 años con mi padre, él me enseñó las claves del oficio. Después trabajé en dos o tres talleres hasta que, tres años después, tomé la decisión de poner mi propio negocio. Como todo el mundo, en mis inicios comencé con una máquina pequeña, casera, una de esas que usaban las abuelitas para coser la ropa, para arreglar lo que se rompía, y a partir de ahí empecé a luchar en el mercado, que es bastante competitivo.
Llevo 18 años con mi propio negocio, hoy tengo 43 años y he ido evolucionando con mucha lucha, adquiriendo maquinaria, más experiencia, conocimiento en el mercado. He fabricado para varias marcas de Costa Rica a las que vendía los servicios profesionales.
Hace tres años tomé la decisión de sacar mi propia marca al mercado costarricense, con la clara intención de que en un futuro trascienda internacionalmente. Cuando di ese paso, ya lo hacía con un conocimiento más fuerte en el mercado del tipo de cliente al que iba a ofrecer mi producto, con la maquinaria necesaria, en definitiva, con todas las condiciones que necesitaba para lanzarme al mercado a ofrecer el producto; es decir, no empezaba de cero.
Porque lo más difícil para un emprendedor es cuando te lanzas al mercado, tienes que comprar la maquinaria, adquirir el establecimiento donde vas a poner tu negocio y yo eso ya lo tenía gracias a mi recorrido en los años que llevaba en esta labor.
P: Es, sin duda, una trayectoria extensa en la que habrás podido optimizar todas las fases de la empresa y del producto. En este sentido, ¿Podrías describirnos cuál es el producto que ofreces a tus clientes?
R: Miguel Cruz es una marca artesanal, casi todo el producto que saco se fabrica con herramientas rudimentarias, que se han usado durante años en la elaboración de los artículos de cuero. En mi negocio me dedico especialmente a la parte de la marroquinería, es decir, a la elaboración de bolsos, carteras, billeteras…
Sin embargo, no solo hago eso, ya que de los 18 a los 23 años trabajé en un taller de talabartería, que tiene que ver con caballos, monturas, todo lo que tiene que ver con lo vaquero. Es un oficio diferente a la marroquinería y que también ofrezco en este momento al cliente en el mercado.
Lo más importante es que mi ocupación me apasiona,
soy un amante de ella.
Cuando tomé la decisión de sacar mi marca hace tres años, la idea era que fusionara un poco la talabartería, que tiene que ver con caballos, estuches para cuchillas, con la parte de la marroquinería y de ahí viene que mi producto incluya argollas bastante cowboy, que es como las denominan. Hay un tipo de costuras que son un poquito más gruesas, pero en realidad esa fusión que le hago entre el producto de moda con esa parte artesanal es lo que determina la personalidad de la marca Miguel Cruz.
Por lo tanto, esa fusión del producto viene de esa amalgama que hago de los dos oficios que aprendí. Actualmente queda muy poca gente que se dedica a este tema de la parte vaquera, incluso específicamente en el artículo de cuero, somos pocos los que quedamos. Yo empecé tan joven en este trabajo que he tenido la oportunidad de aprender y fusionar esos conocimientos.
Pero lo más importante es que mi ocupación me apasiona, soy un amante de ella y hago el producto con todo el cariño, con todo el amor del mundo, con intensidad, es por ello por lo que he podido abarcar mucho en la parte de diseño y elaboración. Realmente he de confesar que estoy muy contento con los resultados que he tenido de la marca, aunque ha sido un camino muy complicado, porque los mercados en este momento en el mundo están bastante colapsados de tanta oferta de producto industrial.
P: Es sorprendente que un artesano con un producto tan específico tenga la capacidad de competir con los artículos industriales, que pueden estar en grandes superficies y probablemente ser más económicos para el cliente. ¿Qué ofrece Miguel Cruz que permite salvar con éxito estas dificultades competitivas?
R: Bueno, la diferencia está en que yo soy un neoartesano, es decir, trabajo con técnicas muy viejas en el oficio, pero también voy muy de la mano con la moda. Estamos pendientes de los colores, de las tendencias, y el cuero siempre ha existido, va a existir y siempre estará. De hecho, tengo clientes que han sido consumidores de productos masivos, industriales, y al final se han dado cuenta de que el cuero es un material que no tiene comparación ni competencia, he ahí el éxito de la marca Miguel Cruz con el consumidor.
A fin de cuentas, hay productos industriales que van a costar más caros que lo que yo vendo, simplemente por el hecho de ser una marca internacional, y mis clientes se dan cuenta de que al final Miguel Cruz es un producto más cómodo y, a la vez, más duradero. El consumidor lo que desea es adquirir algo que se mantenga en el tiempo, porque en ciertos casos se da cuenta de que el producto por el que pagó mucho dinero le va a durar poco y tiene que reemplazarlo.
Yo creo que el mundo está siendo consciente de que el tema del consumismo es un problema para el planeta y los artesanos estamos aprovechando esta coyuntura y estamos siendo beneficiados de que el consumidor no quiere comprar producto masivo, sino duradero. Eso es conciencia humana y en realidad supone un éxito a todos los niveles, tanto para el medio ambiente como para estar en armonía con la naturaleza.
El marketing digital es fundamental para el éxito
de cualquier PYME.
P: Es evidente que la sostenibilidad en todas las fases de un producto es hoy un valor añadido para el negocio. Pese a ello, es posible que el hecho de ser una PYME dificulte hacer llegar al cliente potencial el mensaje de ese valor e incluso el producto mismo. ¿De qué manera ha alcanzado a su clientela y qué hace para conseguir nuevos clientes?
R: Creo que para cualquier PYME o vendedor pequeño es muy importante estar actualizado con el marketing y en ese sentido estamos hablando sobre todo de redes sociales. Por eso, Miguel Cruz tiene su página web, está en Instagram, tiene Facebook, Whatsapp… En todo lo que es marketing digital estamos actualizados, eso es parte fundamental para el éxito de cualquier PYME.
P: ¿Cómo trabaja las redes sociales? ¿Tienen este aspecto profesionalizado?
R: Sí, la marca Miguel Cruz está perfectamente actualizada en esto, en la manera en que se tiene que manejar la página, cómo se publica ahora, qué días se publica, cuál es la mejor forma… Hemos invertido dinero y tiempo en esa parte para poder llegar al cliente que queremos, que es de clase media-alta. El nuestro es un producto artesanal y seguimos con él la moda en tendencias de colores, estilos de productos, la utilidad que le va a dar el cliente final… y para comunicarlo hemos de estar actualizados completamente en las redes sociales.
P: ¿Existe alguna red social de las que usan en la que se asomen más potenciales clientes? ¿Cómo consiguen potenciarlas?
R: Yo diría que van muy de la mano Instagram con Facebook, pero también asisto a ferias, a centros comerciales, que es parte de la promoción, porque el cliente ve el producto ahí, observa la marca y aunque no la compre, puede ir a la página y contactarnos.
Me encantaría, por supuesto, que el crecimiento de la marca fuese más acelerado, porque yo como productor tengo suficiente capacidad para fabricar tres o cuatro veces lo que actualmente produzco, porque ya he estado en el mercado, ya he trabajado con varias marcas artículos de la misma línea y he visto el resultado. Sé que tenemos en capacidad de producción.
P: Respecto a este crecimiento del que hablas, ¿Cómo está siendo en los últimos años y cómo se está desarrollando la vocación de internacionalización sobre la que dialogábamos anteriormente?
R: Cuando Miguel Cruz nació hace tres años lo hizo con toda la intención de posicionarse primero en Costa Rica, porque es el consumidor de aquí el que nos va a dar el capital para poder internacionalizarnos. Sin embargo, en el país se produjo una crisis que provocó que el crecimiento de la marca estuviera un poco estancado, pero podemos decir que ahora los números están yendo adelante.
Me hubiese encantado que fuera más rápido, pero no nos podemos quejar, porque vamos caminando poco a poco. Estamos trabajando de la mano con Procomer (Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica), que es una entidad que se dedica a internacionalizar marcas y al tema de exportación, pero es un proceso lento porque son instituciones que colaboran con un montón de gente y lo que hacen en realidad es ofrecer una guía para que nosotros tratemos de entrar en el mercado internacional. Por supuesto, siendo sincero, me hubiese gustado que fuese menos complejo el tema de internacionalizar la marca.
El gran problema del emprendedor y las PYMEs es que salen corriendo en el primero susto.
P: Desde tu experiencia de más de veinte años, te agradeceríamos que compartieras algún consejo para quienes tienen vocación emprendedora.
R: Todos tenemos vocación para cosas, pero el éxito de la vocación, independientemente de dónde estemos cada uno, es el tiempo, la perseverancia. Si uno cae, debe volverse a levantar, insistir en algo en lo que tenga la certeza, hacer, por supuesto, un estudio de mercado.
Es importante que la idea también sea consciente de las necesidades económicas, porque hay vocaciones de algunas cosas que están muy salidas de tono. Pero si conoce que ese oficio en el que está genera beneficios para que pueda sobrevivir y vivir, siga adelante, aunque se va a caer mil veces, sin duda.
Decía mi papá que el gran problema del emprendedor y las PYMEs es que salen corriendo en el primero susto y allí es donde se encuentra el error. Yo llevo veinte años con mi negocio y continúo perseverando. Por supuesto, hay momentos en los que me agobio y, sin embargo, prosigo, y el oficio ha ido creciendo, hay que ser perseverante y ahí es donde está el éxito.
El emprendedor debe entender que no es una cuestión de dinero, porque puede tener un montón de capital para emprender y puede invertirlo, pero si no tiene perseverancia en todo el proceso de crecimiento normal de todo empresario, llega a ser posible que se pierda ese capital.
No es un tema de dinero, sino de la perseverancia como tal de una empresa, que implica ir adquiriendo su maquinaria, su mobiliario, su experiencia en el mercado, su contacto directo con el cliente. Todos los días tiene un cliente nuevo a tratar y es un cliente diferente. Eso es parte del crecimiento diario de una marca.
Vamos a permitirnos imaginar a Miguel Cruz hace más de veinte años en uno de esos míticos duelos del salvaje Oeste. Su única arma sería entonces una pequeña máquina de coser, antigua, con la que podía generar muy pocos artículos.
Sin embargo, si algo caracteriza a Miguel es la constancia, así que superó todas las dificultades y, siempre apoyado en el trabajo duro, la originalidad y en la calidad de sus productos, pudo ver cómo la maquinaria aumentaba y su capacidad de producción se multiplicaba.
Hoy el salvaje Oeste es mucho menos salvaje para Miguel; tiene la capacidad de competir de tú a tú con las grandes industrias de su sector y, no solo eso, sino que su campo de acción se le está quedando pequeño y no tardará en cabalgar y llevar sus productos más allá de las fronteras de Costa Rica.
Cada semana, destacamos una empresa de Costa Rica, en el marco del Plan de Digitalización MIPYME, cuya trayectoria, logros y experiencia son una inspiración para todos nosotros. Es un honor y un privilegio poder acercar estas grandes historias y aprender de ellas.