Cuando apreciamos una pintura podemos descubrir una historia, pues en ella se plasman los sentimientos y perspectivas del artista. En este caso es Leonardo Castaño quien nos cuenta la historia de la cultura cafetera de su región a través de sus pinturas.

Así nace Tarralí, un emprendimiento que se enfoca en mostrar la cultura de Filandia y relatar el día a día de los campesinos a través de objetos decorativos como los calabazos. Ese es su objetivo, llevar una parte de la cultura cafetera colombiana a las casas de diferentes personas en el mundo.

De este modo damos a conocer nuestra empresa destacada de la semana, dentro del Plan de Digitalización MIPYME en Colombia. A continuación, dejamos que sea Leonardo quien nos cuente cómo su pasión por el arte lo llevó a crear este emprendimiento. 

 

PREGUNTA: Hola, Leonardo, es un gusto saludarte. Nos gustaría iniciar esta entrevista sabiendo a qué se dedica tu empresa.

RESPUESTA: Tarralí es un taller de origen familiar con un diseño propio y una marca original. Empezamos pintando calabazos y haciendo objetos decorativos y funcionales a partir de nuestras cuyabras, como le decimos acá en la región, que antes no se utilizaban.

Empezamos con la elaboración de pesebres, desarrollando un estilo con diferentes líneas. Pero siempre haciendo representaciones al óleo de la vida en medio de la cultura cafetera. 

Luego empezamos a trabajar en madera, fibras naturales y poco a poco empezamos también con la restauración y reciclaje de objetos en desuso. Entre ellos están las grecas de café, los molinos y otros productos que ya no tienen uso.  

 

Hacemos representaciones de nuestro estilo de vida sobre diferentes objetos.

 

P: Ya que mencionas la cultura cafetera, nos gustaría saber la razón de esta inspiración. ¿Has trabajado el café o tienes una historia cercana a él?

Tarralí. JarrasR: Estoy en Filandia, en medio del paisaje cafetero. Lo que yo represento son mis experiencias, todo muy ligado a la tierra. Todo tiene que ver con el campo, inclusive la arquitectura de los pueblos, la representación del estilo de vida campesino, de los cultivos, de las flores y en general de las costumbres.

Aunque nosotros también podemos personalizar, a veces tratamos de ser más universales y hacemos piezas que no son alegorías de nuestra vida cafetera. Pero en general el producto está muy asociado a los souvenirs o recordatorios. Trabajamos mucho con el turismo y eso hace que sea muy fuerte la representación de la cultura del café y del campo en general. 

 

P: Ahora nos gustaría saber un poco más de la historia de Tarralí. ¿En qué momento de tu vida decidiste crear este emprendimiento y cómo empezaste?

R: Esto inicialmente era un hobby. Yo hacía tapices de pared y en algún momento empecé a incluir calabazos dentro de la elaboración de los tapices. Luego, estas formas tan bonitas de los calabazos me impulsaron a pintar sobre ellas, a crear personas y escenas de la vida cotidiana.

Esto lo vio Artesanías de Colombia e identificaron ahí un potencial, entonces empezaron a hacerme pedidos. En ese momento mi familia empezó a formar parte de la empresa, inicialmente con una tía, unos primos y poco a poco se fue convirtiendo en una empresa familiar, donde cada uno tenía una función diferente.

Pero lo que ayudó mucho a consolidar la empresa fue participar en ferias alrededor del país. Gracias a ello pudimos entrar al mercado nacional.

 

P: El nombre Tarralí suena interesante. ¿Hay alguna historia detrás del nombre de tu empresa?

Tarralí. HueveraR: Cuando iba al campo a buscar los calabazos, porque yo no los cultivo, en determinado momento los compré todos, pues nadie cultivaba ese tipo de calabazos. Entonces yo iba con los campesinos y les decía que quería calabazos, pero ellos me dijeron “lo que usted busca son tarralíes”.

Tarralí es una palabra colombiana en desuso y solo en Antioquia se conserva. Estos eran unos calabacitos que las matronas o las señoras antiguas usaban para remallar las medias. Luego fueron reemplazados por los bombillos, pero esa palabra cuando la utilizaban los campesinos me parecía muy sonora y muy bonita. 

Pensé que ese debía ser el nombre de mi taller y realmente ha sido un acierto, porque es una palabra que se graba y que la gente la recuerda fácil. 

 

P: Ya sea que hayas tomado cursos o seas autodidacta, ¿qué aprendizajes has adquirido para manejar Tarralí?

R: Desde pequeño siempre he tenido vocación por las manualidades, la pintura, el arte y la escultura. Sin embargo nunca lo consideré como un medio de vida e inicié mi vida laboral trabajando en diferentes compañías como Nestlé, sobre todo en la parte de mercadeo y ventas. 

Trabajar con una compañía grande me enseñó mucho sobre cómo se manejan y administran los recursos. Luego ya pude integrar esos conocimientos más la experiencia y la práctica cuando decidí crear mi propia empresa y ya no trabajar para nadie más. 

 

Poco a poco fuimos creando nuestro estilo tanto en
diseño como en administración.

 

P: Ya que tu empresa se desenvuelve en un área turística, ¿cuál crees que es el factor que diferencia a Tarralí de la competencia?

Tarralí. CilindroR: Tarralí ya es un estilo y eso tiene que ver mucho con nuestro manejo del color. Cuando una persona ve nuestra combinación de color muy empírica, natural, básica, de colores primarios y muy alegre, más la línea de dibujo que nosotros manejamos, logra distinguirla.

El sello o la impronta del dibujo hace que ese producto sea reconocido y asociado inmediatamente con esta región del país, con el eje cafetero. Creo que el estilo es el sello de la marca Tarralí, porque nos ha hecho trascender. 

 

P: Centrándonos ahora en tu estrategia de marketing. ¿Qué canales estás utilizando para promocionar Tarralí?

R: El principal canal de marketing que utilizamos siempre es ir a ferias. A medida que hemos visitado las ferias de artesanías en España o Estados Unidos hemos ido abriéndonos paso por el mercado.

Luego prescindimos un poco de las ferias, porque ya contábamos con algunas tiendas que distribuyen nuestro producto. Luego empezamos a promocionar un poco a través de internet, pero sobre todo enviando correos específicos.

No hacemos publicidad masiva porque tampoco tenemos una promoción tan grande. El punto de venta ha sido en Filandia y tenemos un sitio de ventas asociado a una página que hemos manejado.

Pero la visita de los turistas es la que nos ha hecho la publicidad de boca en boca, pues vienen muchos referidos a la tienda que son de diferentes partes del país. Eso es lo que más nos ha funcionado hasta ahora. 

Tenemos Instagram y Facebook, pero como yo todo el día estoy dibujando y trabajando, no existe una persona que pueda dedicarse a las redes sociales. A veces yo tengo tiempo y me siento a publicar fotos en Instagram, pero no es mucho la verdad.

 

P: Ahora que ya sabemos lo que has logrado, nos gustaría saber a dónde quieres llegar con Tarralí. ¿Cuáles son tus planes a corto, mediano o largo plazo?

Tarralí. JarrónR: Sabiendo las condiciones en las que estamos, el objetivo básico es consolidar la página que hemos creado con Kolau. Queremos ya colocarla como Tarralí.com y posicionarla bien, porque sabemos que el mercado va a depender, en un porcentaje muy alto, de las páginas web. 

Estamos en este momento haciendo fotografías de catálogo y de las líneas nuevas que vamos a sacar. Ahora tenemos la nueva colección para arrancar la página con esas imágenes y empezar a hacer la promoción.

 

P: Recordando que nos mencionaste haber trabajado para otras empresas, nos gustaría que hicieras una comparación entre esa experiencia y la de tener tu propia empresa. ¿Qué te ha gustado más de ser emprendedor?

R: Da mucha satisfacción cuando uno tiene logros y cuando uno sabe que es su propia empresa, pues fue uno quien concibió llegar a esos logros. En términos económicos es más complicado, porque una multinacional tiene capital de trabajo. En cambio a uno como artesano o diseñador le hace falta ese capital de trabajo para poder hacer grandes producciones. 

Por eso nos hemos centrado mucho en el valor agregado, en piezas más elaboradas, porque sabemos que no es un producto de masas, es un producto más seleccionado. De igual manera es satisfactorio trabajar con tu propia gente y tener a tus propios empleados. 

Saber que los logros son propios y abrir los ojos sabiendo que estás trabajando para tu propio desarrollo y tu propia gente es algo que realmente lo llena a uno. 

 

P: Sabemos que todo emprendimiento implica algunos sacrificios. ¿Recuerdas algún momento muy difícil en este proceso? Si es así, ¿cómo lograste superarlo?

Tarralí. MacetaR: Cuando tuvimos la invasión china de toda clase de productos. La mayoría de las personas que producimos este tipo de objetos sufrimos un coletazo. Inicialmente yo me fui a vivir a Estados Unidos, trabajé en Nueva York, pero extrañaba mucho mi empresa y regresé. 

Poco a poco el mercado volvió a ver nuestras cosas, entonces recuperamos clientes, siempre teniendo líneas nuevas, interpretando lo que la gente quiere e interpretando el momento. En el terremoto del eje cafetero también tuvimos un bajón muy fuerte, sin embargo nuestros clientes nos apoyaron mucho para que la empresa siguiera y no tuviéramos que parar. 

 

P: Para finalizar con nuestra entrevista nos gustaría que les dieras un consejo a nuestros lectores. ¿Qué les dirías a los nuevos emprendedores para motivarlos a seguir adelante?

R: Hacer lo que a uno le gusta y que esa sea su empresa hace que uno se levante con muchos ánimos y con muchos proyectos. Provoca que siempre tenga un horizonte donde enfocar las ideas y la creatividad. 

 

Lo que me alimenta a mí todos los días es hacer y tratar
de vivir de lo que me gusta.

 

Leonardo ha reunido en un emprendimiento lo que más le gusta: el arte de pintar y la cultura cafetera que lo rodea. Esto nos demuestra que cuando hacemos algo porque realmente nos gusta, la satisfacción monetaria llega, pero es mucho más grande la satisfacción de ver hacia atrás y observar todo lo que hemos logrado.

De este modo Tarralí no solo ha superado las barreras económicas, sino también las culturales. Porque gracias a sus productos llenos de color y amor, las personas de diferentes partes del mundo pueden apreciar con la vista una hermosa representación de la cultura colombiana.

 


Cada semana, destacamos una empresa de Colombia, en el marco del Plan de Digitalización MIPYME, cuya trayectoria, logros y experiencia son una inspiración para todos nosotros. Es un honor y un privilegio poder acercar estas grandes historias y aprender de ellas.