Hay una frase que reza: “La belleza duele”. En ocasiones, esto puede ser cierto; no necesariamente porque haya un dolor físico, sino porque a veces el esfuerzo o el tiempo invertido para lucir bella puede ser muy grande. ¿Alguna vez has pasado más de una hora arreglándote para una cita importante o simplemente para sentirte bien contigo misma, pero parece que nada te convence o al final terminas muy cansada?
Alguien que sabe muy bien de eso es Adriana Chajón. Desde joven, ella se preocupó por lucir bien, pero no encontraba algún sitio que cubriera sus necesidades. Por eso decidió hacerlo por su cuenta. Con el tiempo, ese gusto por la belleza se convirtió en Bea’s Salón, nuestra empresa destacada de la semana en el marco del Plan de Digitalización MIPYME en Guatemala.
El emprendimiento de Adriana les ofrece a sus clientas diversas opciones para que luzcan y se sientan muy bien consigo mismas. En realidad, ellas no visitan un negocio, sino a una amiga que las entiende a la perfección.
La misma Adriana nos concedió un espacio en su apretada agenda para contarnos más detalles acerca de su salón. Las anécdotas que nos contó fueron sin duda muy interesantes e inspiradoras.
PREGUNTA: Hola, Adriana, muchas gracias por brindarnos un poco de tu tiempo. Para empezar con la entrevista, ¿les podría contar a nuestros lectores qué tipo de servicios ofrece Bea’s Salón?
RESPUESTA: Bea’s Salón es un salón de belleza que cuenta con servicios especializados en colorimetría, tratamientos faciales, lifting de pestañas, pedicure y manicure spa. Nuestro fuerte es trabajar el color, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con tratamientos capilares y alisados de keratina. Trabajamos todo el asesoramiento en imagen para ver la salud del cabello de nuestras clientas y garantizarles que los resultados van a mejorar su imagen y ayudar en su autoestima.
Básicamente esos son los servicios que trabajamos en Bea’s Salon: el acompañamiento de cada uno de los servicios y el asesoramiento de los productos adecuados para mantenerlos.
P: Gracias por la información, Adriana. ¿Nos podrías contar ahora cómo surgió el salón? ¿Hubo algo que motivo para fundarlo y dedicarse directamente a esta rama de la belleza?
R: Sí, con gusto. Desde que era muy joven me gustaba mucho arreglarme el cabello. Creo que eso lo traigo de mi madre, quien nos cuidaba mucho en cuestiones del pelo. Entonces cuando llegué a la adolescencia me gustaba ir mucho al salón, pero nunca salía satisfecha. Los salones que había cerca de mi casa nunca me daban una solución íntegra a lo que yo necesitaba para mi cabello.
Por ello siempre andaba en busca de una solución, a tal grado que me metí a estudiar Cosmetología para poder arreglar estas cuestiones de mi cabello por mí misma. Cursé esta carrera entre 2008 y 2009 en el INTECAP, me gradué como estilista y cosmetóloga. Años después compré ciertos artefactos de belleza, como planchas, secadores, etc. Hasta que adquirí una plancha profesional.
Resultó que mi papá un día me dijo: “¿Nunca has pensado en poner un salón, una empresa o algo así?”. En ese entonces no me interesaba, yo me dedicaba a otras cosas, era asesora de ventas en una corporación y me iba muy bien. Pero surgió la idea y coloqué un cartel en mi casa: “Se plancha cabello”. A veces hacía festivales de belleza para las chicas de la colonia, por lo que poco a poco comenzaron a buscarme. Empecé con esas cosas pequeñas hasta que creé la empresa con ayuda de mi papá.
Pasamos unos tres años creando la empresa, formulando el logo, diseñando el salón, etc. Para ese entonces yo seguía trabajando, así que empezamos a ahorrar. Poco a poco compramos un espejo, una silla, todo el mobiliario y equipo para el local.
Tras cumplir esos tres años, decidí salirme del trabajo donde estaba. Contraté un equipo de trabajo de chicas para formar una empresa como tal. Este emprendimiento surgió de apoyar también a jóvenes mujeres de escasos recursos que estudiaban y trabajaban.
Me dediqué durante un año a enseñarles todo acerca de la belleza y la cosmetología para que ellas pudieran tener una fuente de ingresos. Tres años después de haber trabajado en todo este entrenamiento decidimos abrir el salón.
La atención a nuestros clientes nos caracteriza.
P: Interesante cómo surgió todo, Adriana, y que desde un inicio hayas tenido apoyo. ¿Actualmente cuántas personas forman parte de tu equipo de trabajo?
R: Somos 4 en total. Por ahora yo manejo la administración de cosas técnicas y relaciones públicas con los clientes. Asimismo, tengo a dos estilistas y a una persona que trabaja en el área de programación y redes sociales.
P: Sin duda es un gran equipo, Adriana. Ya nos contaste acerca de los servicios y de las personas detrás de Bea’s Salón, ¿nos puedes contar ahora qué hace especial a tu negocio? ¿Por qué las personas deberían visitarte?
R: Yo trabajé para varias empresas que se dedicaban a la atención de los clientes y en ventas especializadas. Creo que toda esa experiencia me ayudó a entender la atención personalizada de las clientas, la manera de poderlas atender de forma amigable. Entender sus necesidades nos hace diferentes, a tal punto que tengamos clientas de la capital, San Cristóbal, Villa Nueva e incluso San Lucas (nosotros estamos en San Juan Sacatepéquez).
Gracias a todo eso, las personas pueden saber que aquí no solo cuentan con un salón que les va a garantizar lo que necesitan y les va a asesorar, sino que también tienen amigas que las entienden y con las que pueden compartir. Entonces creo que la atención a nuestros clientes nos caracteriza y ahora nos tiene en el primer lugar. Si buscamos salones en San Juan Sacatepéquez, gracias a Dios somos la primera opción.
Yo me he capacitado mucho en relaciones públicas, soy Licenciada en Ciencias de la Comunicación, creo que eso me ha ayudado muchísimo a entender las necesidades de las clientas, saberlas escuchar, saber que este es un lugar de descanso para ellas.
Otras de las características es que solo atendemos a mujeres y eso les da la tranquilidad de que pueden venir al salón a relajarse y no tener miedo de que en algún momento vaya a entrar un hombre. Hay una sala donde los acompañantes pueden esperar, entonces creo que eso hace la diferencia y nos lo han expresado: “Es que me gusta venir contigo, porque puedo hablar contigo, me comprendes, tú sabes lo que necesito y puedo estar tranquila”.
Creo que la capacitación constante también nos diferencia. Nosotras vamos a los congresos, estamos en cursos online, nos certificamos, etc. Creo que todas esas cuestiones son especiales para nuestros clientes.
También trabajamos con una base de datos en estrategias de marketing digital. Estamos pendientes de los cumpleaños de las clientas, les estamos mostrando los servicios, qué les falta, etc. Entonces creo que todo eso hace que tengamos trabajo y un compromiso más de amistad.
P: Ya que mencionaste que usan el marketing digital y las redes sociales, ¿nos podrías contar qué redes utilizan para promocionar el salón?
R: Empezamos a enfocarnos en el marketing digital y en el área de programación el año pasado. En ese entonces contábamos con una persona que estaba a cargo del salón, pero se fue y se llevó consigo una gran parte de nuestras clientas. Creo que ese es uno de los riesgos de los salones de belleza, que el personal adquiere todo el conocimiento y luego sigue su propio camino llevándose a las personas con él.
Esa mala experiencia nos hizo reestructurarnos y analizar qué podíamos hacer para asegurar siempre a nuestras clientas. Entonces tuvimos que contratar a una persona que trabajara en un software especializado para llevar el control administrativo, de inventario y de clientas para tener esa base de datos, entonces contamos ahora con un sistema que se llama Sipsa, el cual está conectado a redes sociales: Facebook, Instagram y Whatsapp.
Entonces, cada vez que una clienta viene registramos sus datos: nombre, fecha de cumpleaños, etc. Con el sistema enviamos mensajes de forma automática para saludarlas, ofrecerles productos, algunos servicios en fechas importantes para ellas, etc.
Por otro lado, trabajamos publicidad de asesoramiento y no tanto de compra. La idea es que estemos posicionadas en la mente de ellas. Damos nuestro trabajo, los cursos que hacemos, los grupos de difusión, entre otros. Esto hace que las clientas se enteren de las ofertas de manera personalizada, de nuestros combos y de días especiales a través de Whatsapp Business, que es lo que más estamos trabajando ahora.
P: Además de este marketing digital, ¿hay algún otro medio o canal por el que hagan publicidad o promoción?
R: Sí, hace seis meses trabajamos una campaña de mantas publicitarias en San Juan Sacatepéquez. Estas se usan mucho en los tuc tuc, que son autos de tres ruedas para el transporte público de personas. Las mantas tenían el logo de la empresa con la idea de posicionarnos. Ya mucha gente sabía de nuestro trabajo, así que en esta publicidad estaba el número de teléfono. Al final dio muy buen resultado.
Esta estrategia la manejamos periódicamente. Si hay alguna oferta especial, hacemos una campaña de mantas para poder promocionarla.
Otra de las cosas que nos ha ayudado bastante en el salón es que yo trabajo para un medio de comunicación, entonces eso hace que mucha gente me conozca a nivel nacional, que me busque y me contacte por mis redes sociales. Ahí la redirecciono hacia nuestro salón.
P: Muchas gracias, Adriana, qué bien que puedas hacer publicidad por distintos medios. Hablando ahora un poco del futuro, ¿hay algún cambio o plan que quisieras implementar en el salón en un corto o mediano plazo?
R: Entre las proyecciones para el 2020 teníamos la idea de abrir una sucursal en Ciudad de Guatemala, ya que mucha gente de allá nos visita, lo cual a veces se ha convertido en un obstáculo. Estábamos en busca de una locación para ello cuando empezó todo esto del coronavirus. Eso nos vino a frenar de manera extrema, ya que los servicios de salón son de contacto directo y estuvimos parados casi mes y medio.
Ahora tenemos una semana de haber abierto y estamos trabajando duro con el marketing digital en venta de productos, la cual era uno de nuestros factores de complemento y ahora se convirtió en uno de nuestros fuertes. A pesar de este obstáculo, en nuestras proyecciones aún está abrir una sucursal en la ciudad, ya que el posicionamiento lo estamos logrando.
P: Seguramente lo lograrán, Adriana. Siguiendo en el terreno de las proyecciones, ¿cómo visualizas a Bea’s Salón dentro de 6 años? ¿Hasta dónde crees que llegará en 2026?
R: En seis años pretendemos tener una cadena de salón más extensa, quizá con cuatro sucursales. Nuestro objetivo es ampliarnos, que la gente nos conozca y darles oportunidad a las personas de unirse y poder crecer con nosotros.
También queremos implementar el servicio de cafetería y un área de entretenimiento especializado para los acompañantes, ya que hemos visto que estar cuatro o cinco horas esperando en el salón puede ser tedioso. Queremos que la visita al salón sea placentera para todos y no angustiante o desesperante.
P: Gracias por compartirnos tus proyecciones. Ahora, Adriana, para poder lograrlas es necesario trabajar día con día. ¿A ti qué te motiva a seguir adelante con Bea’s Salón a diario, incluso cuando te topas con obstáculos como el coronavirus o la pérdida de clientas?
R: Bueno, uno de los factores más importantes que me motiva es ayudar a las demás personas. Tengo el compromiso de saber que este salón no solo es para mí, sino que depende de otras personas. Si se cierra o ya no está, afecta a otras familias y eso me da la responsabilidad de seguir adelante.
Asimismo, a mí me apasiona el trabajo. Es increíble que empecé con esto porque me interesaba verme bien. Sin embargo, ahora se convirtió en la pasión por ver la sonrisa de mis clientas, saber que me buscan porque las entiendo. Eso me ayuda a sobrellevar cualquier obstáculo. De hecho, fue lo que me impulsó cuando cerramos por la pandemia. Para nosotros fue difícil hacerlo, pero las clientas comenzaron a llamar.
Gracias a ello, ahora estamos trabajando con el marketing digital, las ventas y una serie de cápsulas audiovisuales para darles asesoramiento virtual a nuestras clientas. Creo personalmente que una de las cosas que me motiva es saber que puedo llegar a las personas y que puedo satisfacer a cabalidad la necesidad de muchas mujeres.
En mi experiencia convertirse en empresario lleva un proceso de paciencia y constante capacitación.
P: Eso es muy inspirador, Adriana. ¿Podrías compartirnos cómo ha sido tu experiencia entre ser una empleada y tener tu propio negocio? ¿Hay muchas diferencias entre una y otra? Preguntamos porque a veces las personas creen que todo es más fácil cuando eres “tu propio jefe”, mientras que otras opinan que es una pérdida de tiempo…
R: Ha sido una ensalada de emociones, pues trabajé 15 años en el sector privado. Ahí dependía de una empresa, hacía mis funciones y pude experimentar el dolor de cabeza que yo les hice pasar a mis jefes inmediatos.
Recuerdo la última corporación donde yo trabajé, era una empresa muy importante acá en Guatemala. Cada vez que el dueño entraba a la oficina, él siempre miraba esos detalles que como colaborador uno nunca ve. Yo pensaba: “¿Cómo el ingeniero siempre se da cuenta de esos detalles tan mínimos?”. Ahora que estoy en sus zapatos lo entiendo. Entonces quiero hacer ese balance de ambos puntos de vista.
Cuando eres colaborador en una empresa, te acomodas a no dar más de ti. Piensas que tu trabajo es este, te pagan por él y ya está. Sin embargo, cuando empiezas a emprender debes tener claro que te llevará un tiempo lograrlo. Abrir hoy un negocio y querer ser millonario mañana ha sido la causa de muchos fracasos que he podido ver.
Hoy lo puedo decir con solvencia, pues no ha sido fácil posicionarnos. No teníamos conocimiento en administración o en desarrollo del salón y eso nos afectó muchísimo. Los primeros tres años de nuestro negocio fueron muy difíciles. Entender las necesidades de las clientas nos costó muchísimo.
Asimismo, el personal es uno de los aspectos más difíciles que hemos podido experimentar, todavía luchamos con ello. Todo aquel que quiera emprender tiene que tener paciencia, no tirar la toalla a la primera señal del mar agitado, porque hay muchos obstáculos que vencer. Tener la mente abierta a no depender directamente del negocio nos ayudó muchísimo.
Por ejemplo, tenemos a un ingeniero en programación y sus conocimientos aportan muchísimo al desarrollo de este negocio, pero él depende de otras cosas. En mi caso, soy comunicadora y dependía de otra fuente de ingresos. Esos ingresos extra nos permitieron sostenernos en los tres primeros años para que el negocio se pudiera estabilizar.
Recuerdo que cuando me salí de la empresa, las personas me decían: “¡Mira todo lo que ganabas como asesora de ventas!”. Mi propia familia me decía: “Mira, ahí estás perdiendo el tiempo, no ganas nada”. Y sí, mi balance financiero se fue a pique. Pasó un año y en nuestro balance lo único que mirábamos era un déficit; pasó el segundo y esto no mejoraba y fue en el tercero donde comenzamos a despegarnos. La persistencia y la fe en Dios nos ayudaron mucho.
De hecho, cerramos cuatro meses más o menos porque yo estaba en un proyecto de la universidad. Llegamos a pensar en cerrar para siempre el salón, que había sido un error, si lo vendíamos o buscábamos a alguien que lo alquilara. Le pedimos a Dios que nos mostrara el camino, si yo debía buscar un trabajo. Creo que Dios fue muy bueno y misericordioso, nos dio esa amplitud de mentes para ver dónde estábamos fallando y comenzar de nuevo.
Creo que todo emprendedor tiene que entender que va a llegar a un momento donde se va a topar, pero si se equivoca, tiene que replantearse las cosas, analizar en dónde se ha equivocado e innovar. En mi experiencia convertirse en empresario lleva un proceso de paciencia y constante capacitación. Con el tiempo entendimos que es importante estar actualizándose en todas las tendencias.
Ser empresario conlleva también muchas responsabilidades, compromisos que antes no se tenían. Cuando trabajaba, yo salía de la oficina y ya se terminaba para mí, me dedicaba a mi familia y a otras cosas. En los asuetos o días festivos no me interesaba el trabajo. Sin embargo, ahora que soy empresaria el trabajo no acaba, pero da la satisfacción de saber que uno es independiente.
Ser trabajador y ser empresario son experiencias muy diferentes. Si bien es cierto que uno depende y puede administrar muy bien su tiempo, hay días en que vengo al mediodía porque no quiero venir en la mañana. Pero también hay momentos donde son las 10 u 11 de la noche y yo sigo aquí. Por ejemplo, a veces en Navidad o Año Nuevo es medianoche y sigo metida en el trabajo.
P: Increíbles experiencias, Adriana. Has dado algunas sugerencias para los emprendedores, pero, para terminar con la entrevista, ¿hay algún otro consejo que les puedas compartir?
R: El consejo primordial que nos ha dado éxito es poner a Dios como base de este lugar y confiar plenamente en que él es el único que nos da la sabiduría, la inteligencia y las fuerzas para poder hacerlo.
Por otro lado, debemos dar la milla extra y no limitarnos a un tiempo o un costo. Debemos tomar en serio nuestro trabajo. Una amiga empresaria, dueña de una cadena de restaurantes, me dijo una vez: “Si tú no respetas a tu empresa, nadie lo va a hacer por ti”. Eso fue algo que me impactó.
Si tú no amas tu empresa, nadie lo hará por ti.
Hay que respetar lo que hacemos. Si no venimos a tiempo, nuestro personal tampoco lo hará. Si hacemos las cosas mediocremente, nuestro personal nos imitará. Pero si nosotros somos los primeros en amar y respetar nuestro trabajo, los demás seguirán nuestro ejemplo. El hecho de que nosotros seamos los dueños no quiere decir que hagamos las cosas deshonestas. La base es ser disciplinados para que todo emprendimiento pueda crecer.
Pareciera que los obstáculos nunca desaparecen del camino de Adriana, pero a ella eso no la ha detenido en ningún momento. Esta mujer no solo es emprendedora, sino toda una luchadora que hasta hoy ha superado todas las adversidades. Es todo un ejemplo a seguir, no solo para los emprendedores, sino para todas las personas que en su vida diaria se enfrentan a diferentes situaciones complicadas.
Gracias a la lucha y victorias de Adriana, hoy muchas mujeres tienen un sitio especial en el que pueden olvidar por un momento sus problemas mientras suben su autoestima. Al final, todo el trabajo de esta empresaria ha dado sus frutos para ella, su familia y sus clientas.
Si quieres lucir aún más bella de lo que eres y pasar un momento relajante lejos de la rutina, te recomendamos que te comuniques con Bea’s Salón. Adriana y su equipo te darán el mejor servicio haciéndote sentir entre amigas o como si estuvieras en la propia sala de tu casa.
Cada semana, destacamos una empresa de Guatemala, en el marco del Plan de Digitalización MIPYME, cuya trayectoria, logros y experiencia son una inspiración para todos nosotros. Es un honor y un privilegio poder acercar estas grandes historias y aprender de ellas.