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Igual que a menudo los niños se parecen a sus padres y sus gestos o sus sonrisas son calcados a los de sus progenitores, las empresas se asemejan a la personalidad de quienes las han concebido. Y en el caso de B&S Eco Limpieza esto es una inmensa suerte, porque Lizbett Silva, su fundadora, es todo corazón.
Para ella emprender va un paso más allá de la simple obtención de beneficios, es también una forma de ofrecer un valor a la sociedad. Sensibilizada como ha estado siempre con la protección del medio ambiente, comprendió que en su país existía un déficit de productos de limpieza que no contaminasen el ecosistema y puso en marcha B&S Ecolimpieza, nuestra empresa destacada de la semana en el marco del Plan de Digitalización MIPYME en Chile.
En su catálogo podemos encontrar detergentes biodegradables, champús veganos o pañuelos desechables, entre otros muchos productos. Con trabajo, perseverancia y, sobre todo, mucho cariño, ha conseguido sacar adelante una empresa única en Chile, con clientes que le muestran una merecida fidelidad.
Lizbett está segura de que el camino correcto es emprender a partir de negocios relacionados con la sostenibilidad porque, según afirma, “eso es lo que el mundo necesita”. Nadie mejor que nuestra protagonista para contarnos la mejor manera de ponerlos en marcha.
PREGUNTA: B&S Eco Limpieza se destaca por ser una empresa sostenible y responsable con el medio ambiente, ¿En qué momento decidiste apostar por una compañía con estos valores?
RESPUESTA: Empecé aproximadamente hace tres años a partir de una casualidad, porque nunca pensé que iba a llegar a tener un negocio propio. Me apasionaba poder conseguirlo, pero no imaginaba qué era lo que yo podría vender de modo que pudiera resultar tan bueno que se mantuviera en el tiempo. Aquí en Chile, por ejemplo, los negocios de comida van muy bien, pero yo no soy cocinera y deseaba poder ofrecer algo bueno.
En ese momento buscaba productos para limpiar mi hogar, pero no de cualquier modo, ya que tenía la concienciación de cuidar el medio ambiente y aspiraba a que fueran biodegradables y no contaminaran el ecosistema, pero en el país todavía no existían productos así.
En aquella época, en Chile, se produjo la llamada colusión [acuerdo entre dos o más partes para limitar la competencia] en el papel higiénico, que supuso que los empresarios generaron un monopolio y acordaron un precio e impidieron la posibilidad de comprar por debajo del mismo.
En el marco de esta situación encontré unos detergentes de coco y miel que eran biodegradables e hipoalergénicos, pero que no se podían comprar individualmente, sino que debían adquirirse por decenas. Así que los compré, saqué una foto, se la envié a mis amigas por Whatsapp y logré venderlos, por lo que compré veinte más a partir de las ganancias que obtuve. Vendí los veinte y reinvertí las ganancias.
Entendí que existían productos magníficos y novedosos que no llegaban a los supermercados.
En ese momento, varias amigas me propusieron que les vendiera lavalozas, limpiapisos o productos similares y comencé a incorporar más artículos. Me di cuenta de que existía un nicho, que la gente buscaba lo mismo que yo y entonces me interesé en la búsqueda de distribuidores que trabajaran con productos más innovadores.
En mi catálogo, entre otras cosas, tengo un detergente que está hecho de coco de hierbas, con un PH Neutro y que puedes usarlo si tienes dermatitis, con una baja cantidad de químicos, sin metales ni colorantes; en total contamos con cinco variedades de detergentes. Lo que ocurrió es que, durante este proceso de búsqueda, entendí que existían productos magníficos y muy novedosos que no llegaban a los supermercados.
P: Tu vocación es acercar a la sociedad productos que sean beneficiosos para el entorno y, a la vez, para el cliente. ¿De qué manera llegas a este público específico? Y una vez que has llegado a él, ¿Cómo te diferencias de la competencia?
R: Sí. Llegué al público sensible con el medio ambiente en primer lugar a través de ferias de emprendimiento, pero todo esto fue algo que fui viviendo paso a paso. Me di cuenta de que había gente que buscaba productos biodegradables, hipoalergénicos, sin colorantes.
En ese primer periodo lo que tuve que hacer fue investigar mucho, me pasaba toda la mañana ante el ordenador estudiando cuál era la fórmula de cada detergente, qué daños provoca en el medioambiente y qué daños genera en el usuario. Estudiaba sobre los químicos que tiene, lo que es todo un mundo; me empapaba de todo sobre las moléculas, las cargas negativas, las cargas positivas, sobre qué significa fosfato, qué es el amonio…
A partir de estas investigaciones empecé a buscar productos que no contaran con esos componentes perjudiciales. Encontré un lavalozas que está hecho con extracto natural de limón y que es hipoalergénico y biodegrabable, algo que no es habitual. Después comencé a investigar sobre el papel higiénico, porque estaba lo de la colusión, y encontré un papel ecológico que nosotros vendemos a granel y no está envuelto en plástico, aunque en este caso es importado porque el monopolio del papel en Chile impide que haya alternativas sostenibles.
Fui conociendo muchos productos, por ejemplo, una amiga fabrica champú en barra con la forma de un mandala [representación simbólica espiritual que utilizan el budismo y el hinduismo], que es de cúrcuma, con un color muy amarillo y un aroma increíble. Viene en una bolsita y dura para 90 lavados. Es 100% vegano, no tiene ningún componente animal y no está testado en animales.
A partir de conocer todo este tipo de artículos y tras la buena recepción de los mismos comprendí que también hay un sector importante en el veganismo, que rechaza el maltrato animal. Me di cuenta de que podía encontrar un montón de artículos sostenibles y empecé a incorporarlos.
Es todo eso en conjunto lo que me está diferenciando de la competencia. Entre los productos que vendo se puede encontrar todo lo básico para limpiar el hogar, desde jabón líquido de manos a pañuelos desechables, una toalla o una crema para desinfectar el baño. Todo ello es ecológico, no genera residuos y su producción no supone ningún tipo de maltrato animal.
También facilitamos que compres una primera vez nuestros detergentes con los envases y puedas rellenarlo en ese mismo recipiente a partir de la siguiente, lo que genera un descuento, es decir, el cliente guarda los envases que compra y después Ignacio, quien tiene otra pyme y con quien me asocio, va en bicicleta con un envase grande y lo rellena en el que el cliente ha conservado.
P: Sin embargo, suponemos que no es fácil llegar en un primer momento a un cliente tan específico. ¿Qué instrumentos de marketing utilizaste para atraerlo a B&S Eco Limpieza? ¿Quizás las redes sociales?
R: Como te decía, yo empecé con las Ferias de Emprendimiento porque entonces no tenía ni siquiera Instagram, ya que soy de una generación premillennial. En realidad, todo lo relacionado con la tecnología lo he ido aprendiendo hace muy poco, nunca me gustó mucho, al igual que las redes sociales.
Empecé muy poco a poco, buscando ferias de emprendedores, pero en las primeras a las que fui no estaba mi público y no vendía mucho. De unas fui pasando a otras hasta que llegué a una feria que era ecológica y allí observé que sí que estaba mi cliente potencial, porque quienes acudían estaban buscando específicamente productos sostenibles.
Mediante las redes sociales he conseguido llegar a la generación millennial.
Después fui a ferias veganas y me di cuenta de que en Chile hay mucha sensibilidad con este sector, los millennial participan en muchas ferias de estas características y encontré un nuevo público, que fue el vegano. Aunque comprar en el supermercado es lo más fácil, ellos prefieren ir esporádicamente a estas ferias llevando sus envases, los rellenan y eso les aporta un valor.
Tras la experiencia me adentré en el mundo de las redes sociales aconsejada por otros emprendedores que conocía en las ferias y aseguraban que era necesario formar parte de estas redes, unirme a Sercotec [servicio público chileno dedicado a apoyar a pequeñas y medianas empresas] y tener una página web. A partir de estas recomendaciones me di cuenta de que debía trabajar esos aspectos de gestión.
P: ¿De qué forma utilizas las redes sociales para transmitir valores de tus productos como la sostenibilidad o el respeto por el medio ambiente?
R: Mediante las redes sociales he conseguido llegar a la generación millennial. Pero no consiste solo en abrir una cuenta, sino que hay que saber cómo manejarla, aprender cómo puede llegar la publicidad correcta, es decir llegar al público concreto.
Ahora soy parte de Sercotec y estoy formándome con cursos de refuerzo de marketing para profundizar lo que necesito conocer, para poder llegar a más clientes, porque hay muchas cosas que yo no manejo en relación al negocio. Por ejemplo, en febrero me formalicé, es decir, pago impuestos, tengo patente comercial, y eso fue un paso importante porque antes estaba informal, gracias a ello ahora puedo vender a restaurantes, vendo a un colegio.
Creo que mi estrategia de marketing debe estar enfocada a un emprendimiento colaborativo porque trabajo en colaboración con otras pymes que son los fabricantes. Vendo, por ejemplo, las bolsas compostables, que están hechas de almidón de maíz. Y se genera un win-win, todos ganamos, porque yo apoyo a las pymes, también trabajo con Ignacio, que hace reparto en bicicleta. Además, apoyamos la fabricación de productos chilenos, entre todo lo que tenemos solo el papel es italiano.
Pero mi labor no se centra exclusivamente en comprar y vender, sino que generamos un valor agregado, asociado a cómo reducimos los residuos. Lo normal es que echemos a la basura seis o siete envases de productos de la limpieza al mes y gracias a nuestros servicios evitamos generar tal cantidad de desechos. También generamos una solución con nuestro producto no contaminante porque al vaciar en el desagüe lo que no usamos, como es biodegradable, no daña el ecosistema.
P: Gracias a tu negocio debes de tener una perspectiva muy completa de cómo tratamos a nuestro planeta, ¿Crees que el comportamiento de la sociedad chilena evoluciona de modo positivo en relación con la defensa del medio ambiente?
R: Creo que sí. Yo empecé a ser consciente del cambio climático y del problema de la huella de carbono hace al menos diez años. En esa época no había tanta concienciación como hoy y este avance me resulta muy gratificante. Cuando hablaba con mis conocidos sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, no comprar y desechar de modo desaforado, me catalogaban irónicamente como Capitán planeta.
Hoy todo es distinto y la gente me felicita, me agradece la labor que estoy llevando a cabo. Basta observar que en Chile se han hecho marchas en contra del cambio climático y eso es algo soñado porque me hace sentir que ya no soy la única, que hay mucha gente que busca lo mismo que yo.
Las grandes sociedades se forjan cuando todos colaboramos.
Yo no me creo una heroína ni que voy a salvar el planeta, pero quiero ofrecer una aportación a la sociedad porque es un despertar a darnos cuenta de que las grandes sociedades se forjan cuando todos colaboramos.
El clasismo en Chile es un gran problema, la gente hace de menos al que limpia el aseo, al que recoge la basura. El ingeniero cumple una función importante, pero también ese obrero que construye es capaz, a veces, de dar cátedras al ingeniero por algo tan sencillo como que tiene un corazón noble, que saluda con una sonrisa a todo el mundo. Esas actitudes son las que nos hacen grandes como seres humanos, que las cosas a las que nos dediquemos las hagamos siempre con amor.
P: La vocación de sensibilizar ofrece, sin duda, una dimensión especial a tu emprendimiento, pero este no tendría éxito si tus productos no fueran además útiles, ¿Qué respuestas han despertado tus productos entre quienes los han usado?
R: Cuando recién emprendí la gente me preguntaba si lavaban bien, sin embargo, ahora la gente los adora porque el abrasivo químico que tienen los productos de limpieza tradicional daña, por ejemplo, la ropa, las prendas duran menos y eso, a su vez, genera un desecho enorme que contamina el planeta.
La gente agradece que estos productos no provoquen daño en el agua y que las botellas que utilizamos tengan la capacidad de durar muchos años, porque para cuidar el medio ambiente lo que hay que potenciar no es tanto el reciclaje sino la reutilización. Siento que hay un mundo de posibilidades para poder crecer en torno a esto.
Ha sido genial poder conocer a tanta gente gracias al negocio, me ha permitido transmitir el pequeño conocimiento que tengo ahora de estos temas. Hay gente que me hace consultas, que me preguntan qué es la economía circular, la sostenibilidad y después de hablar conmigo salen con una idea diferente de esos conceptos.
Además, gracias a ello, he logrado fidelidad, que la gente me espere para comprar en la feria del mes siguiente y eso hace que también ellos sean parte de B&S Eco Limpieza. Todos estos detalles son los que estoy queriendo transmitir en mis redes sociales.
P: ¿Qué consejo darías a alguien que quisiera entrar en la industria en la que trabajas? ¿Cómo crees que debería empezar?
R: Creo que hay futuro en este sector porque, aunque hubiese muchos negocios relacionados con lo mismo, se necesitarían más. En realidad, no he visto a nadie que tenga un grupo de productos como el mío, que cuente con todos estos productos de limpieza y aseo personal integrados para defender el medio ambiente.
Emprender con algo relacionado con la sostenibilidad es el camino correcto porque el mundo lo necesita. Lo que requerimos es que existan empresas que aporten un valor, porque eso es lo que hay que hacer sea cual sea el negocio.
Yo pongo mi corazón al producto.
Mi consejo es que sean perseverantes, porque los primeros dos años no se gana casi nada, en mi caso este es el primer año en el que estoy viendo una pequeña capitalización. Antes lo que hice fue reinvertir constantemente, es necesario gastar en gestión, en publicidad, formalizarse, pagar una oficina, incorporar nuevos productos, registrar la marca…
Creo que es muy importante sentir el emprendimiento como gran desafío, una gran oportunidad, como un trabajo de constancia y, sobre todo, ponerle mucho cariño. Un emprendimiento en que se encuentra reflejado tu corazón es lo que, de verdad, supone una diferencia, es eso lo que da la posibilidad de que crezca. Creo que la gente cuando se acerca a mí y contemplan mis ojos y mi expresión se van felices al observar que yo pongo mi corazón al producto.
P: ¿Cómo crees que irá la industria de productos sostenibles en el futuro? Y, particularmente, ¿De qué manera quieres crecer?
R: Me encantaría poder tener un local, aunque en Chile es muy difícil porque los locales comerciales son carísimos, pero no creo que imposible. Sería interesante incorporar nuevos productos dentro de la sostenibilidad y también conseguir llegar a nuevas personas, hacer el negocio conocido. Estamos abiertos a nuevos productos, a tener un local, a llegar a los colegios, a que las instituciones se estimulen para comprar estas soluciones que ayuden a dejar de contaminar el medio ambiente.
Solo tenemos un planeta que hay que proteger con energía y pasión, cada uno en la medida de sus posibilidades, y Lizbett Silva ha querido hacerlo poniendo en marcha una empresa que es más que una empresa, porque B&S Eco Limpieza es un ejemplo.
Ella misma se ha formado, ha investigado sin descanso sobre cómo sus productos pueden ayudar al medio ambiente y a la sociedad hasta conseguir que sus clientes se sientan parte de la compañía y, gracias a ello, adquieran sus productos con continuidad.
Su concienciación y su visión solidaria del emprendimiento son, sin duda, dos de los pilares del éxito que está consiguiendo obtener.
Cada semana, destacamos una empresa de Chile, en el marco del Plan de Digitalización MIPYME, cuya trayectoria, logros y experiencia son una inspiración para todos nosotros. Es un honor y un privilegio poder acercar estas grandes historias y aprender de ellas.