“Enseñar con amor” es un principio de vocación, entrega, confianza y determinación. Ése es el lema de la escuela de moda que Priscilla Collado creó hace cuatro años en San José, Costa Rica.

Como indica su motto, esta joven diseñadora no solo es una enamorada de los patrones, los textiles, las máquinas de costura y las tendencias, sino que, después de recorrer múltiples institutos y crear trajes para reconocidos concursos de belleza, ha sabido trasladar el mundo tras bambalinas de la moda al quehacer práctico de potenciales modistas. 

Para Endorfhina, nuestra Empresa Destacada de la Semana en el Plan de Digitalización de MIPYMES en Costa Rica, capacitar a emprendedores en diseño de moda va mucho más allá de ofrecer cursos especializados y ayudarles a superar limitaciones técnicas y creativas. Es una apuesta de acompañamiento integral para quienes confían en que Priscilla y su equipo podrán guiarles desde la idea hasta las pasarelas, vitrinas y armarios de sus clientes ideales.

 

PREGUNTA: Hola Priscilla, le damos la bienvenida a tu Escuela de diseño y moda Endorfhina a nuestra serie de entrevistas de empresas destacadas en Costa Rica. Cuéntanos, ¿Qué haces en tu emprendimiento? ¿Cuál es la historia de la escuela?

Endorfhina. Priscilla.
Priscilla Collado.

RESPUESTA: Bueno todo empieza porque yo soy graduada de técnico en diseño de moda y siempre tuve ‘la espinita’ de que tal vez no todos los cursos, ni todas las academias tenían lo que yo necesitaba.

A mí siempre me gustó hacer diseños complejos y diferentes y era difícil encontrar algo que se adaptara a lo que yo estaba buscando. Pasé por más de diez escuelas y academias y al final me gradué. Hice pasarelas a nivel nacional y tengo una marca propia con la que hacemos trajes para misses [concursos de belleza]. 

Luego empecé a dar clases en estas academias y yo seguía pensando: “¿Cómo puedo hacer para que chicos y chicas que están en la misma posición en la que yo me encontraba puedan tener acceso a distintos tipos de conocimientos y puedan tener una profesora que los impulse a realizar esas ideas innovadoras o diferentes que tengan?” 

Ahí es cuando empecé a trabajar con algunas chicas individualmente, daba clases a domicilio y fui creando una clientela. Luego llegó el punto en que dije:  “No. Voy a meterme de lleno acá porque hay mucho talento que no ha explotado” y entonces renuncié a mi trabajo y formé mi propia escuela [ríe orgullosa como quien sabe que fue la mejor decisión].

Endorfhina ya tiene seis años desde que empecé informalmente, pero formalmente, registradas y constituidas con todo en regla, tenemos cuatro años. Mi mejor amiga, Stephanie, trabaja conmigo. Ella también es diseñadora y técnico textil y las dos damos clases y tratamos de ayudar a las personas, no solo a crear sus prendas y sus marcas, sino a formar su empresa con todos los requerimientos que tenemos acá en Costa Rica para lo que es una marca textil.

 

Los  programas tienen que ir avanzando, y nosotras con ellos.

 

P: Toda una historia de luchar por no conformarte. ¿Y así fue que surgió la escuela de diseño?

R: Sí, empezamos en un local pequeñito como de 25 metros cuadrados y de allí hemos ido creciendo. 

Empecé con las máquinas que yo tenía, con todos los materiales que yo tenía y a partir de ahí hemos ido avanzando, no hemos tenido ni siquiera un financiamiento extra, todo ha sido de a poquito. Eso también me hace sentir bien, porque quiero que las chicas vean que sí se puede y que uno, poco a poco va creciendo.

De una máquina va teniendo otra y así va comprándose sus cositas. Entonces ellas también lo ven como una motivación, porque acá en Costa Rica es complicado conseguir préstamos y financiamientos si uno está solo en su emprendimiento.

Ahora estamos en un lugar un poquito más amplio y tenemos más estudiantes y cursos porque ofrecemos desde lo que es diseño de ropa de dama básico, alta costura, hasta ropa de mascotas [ríe con picardía].

Con el programa en diseño de modas, los graduados han estado en pasarelas acá a nivel nacional e internacional. De hecho somos la primera escuela que tuvo un programa en diseño de modas como tal. Participamos en diferentes desfiles y tenemos una gama bastante variada de cursos porque nos adaptamos. 

Mira, vino una chica – justo se acaba de graduar- y nos dijo “Quiero hacer ropa para perritos”. Entonces, adaptamos todo el programa a lo que ella necesitaba. Y ahora está en Italia, feliz, porque quería hacer ropa para perritos de alta costura y lo ha logrado. Los programas tienen que ir avanzando y nosotras también irnos capacitando, para darle a los estudiantes conocimientos bastante específicos. Es una gran responsabilidad.

 

Endorfhina. Diseño de moda para perros.

 

P: Sobre todo en tu caso, que es algo vital del negocio, ¿qué tan importante es para ti como emprendedora la capacitación y la formación continua? 

R: Claro, es fundamental. De hecho, como a mí me gusta que las personas salgan de nuestra escuela con una formación más integral, decidí también empezar a estudiar psicología. Es que venían muchas chicas, con miles de aptitudes y capacidades, y me decían: “Hay algo que no me deja avanzar, yo soy creativa, pero me da miedo una entrevista o me da miedo que la gente vea mi trabajo”.

A veces algunas llegaban y mientras estaban cosiendo se ponían a llorar. Cada vez que me pasaba algo así, yo decía “¿Pero qué pasa? ¿Algo está saliendo mal?” y no, era que tenían problemas, y todo salía al sentirse relajadas y en confianza en el taller. 

Entonces pensé: “¿Cómo hago para poder ayudarlas?” Me di cuenta de que como educadoras tenemos que adentrarnos más y ver qué está pasando por la cabeza de nuestras estudiantes y hacerlo de forma más profesional, no solo con un simple consejo. Así empecé psicología y me ha ayudado mucho a orientar mejor a las chicas para que manejen tantos miedos que tienen al llegar. Si ellas avanzan, yo también avanzo. 

De verdad, no solo veo a la escuela como mi principal fuente de ingresos, sino también como una forma integral de ayudar e incluso de formar una familia.

 

P: Priscilla y aparte de ustedes dos, ¿Cuántas personas forman parte del emprendimiento?

Escuela de moda Endorfhina.
Alumnas de Endorfhina trabajando en sus proyectos de diseño de modas.

R: Por ahora solo nosotras dos. Tenemos cerca de 30 alumnas activas en las diversas modalidades de cursos. También tenemos un club, donde puede venir quien tenga alguna emergencia de aprendizaje y necesite alguna clase. Viene a la clase, supera ese miedo y se va [ríe]. 

Estamos en San José, en Guadalupe Centro. La verdad es que tenemos chicas que vienen de todas partes del país. Algunas demoran hasta cinco horas en llegar acá. Es gratificante ver como una persona vienen de tan lejos y a veces vienen solo por tres horas de curso, que no es nada en comparación a todo el viaje que tienen que hacer. 

Sin embargo, ellas vienen felices. Una chica de San Carlos me dice: “Yo espero toda la semana a que sea sábado para quedarme todo el día aquí y devolverme feliz a empezar mi semana”. Lo valoro aún más porque muchas de ellas tienen otras carreras, tenemos doctoras, ingenieras, que se han enamorado de este mundo y nos dicen “A mí no me importa viajar, no me importa sacar el tiempo, pero yo tengo que venir.”

 

El boca en boca es la primera y mejor publicidad que tenemos.

 

P: Y hablando un poco sobre llegar a toda esta clientela, ¿Cómo das a conocer la escuela? ¿Cuál es la manera que has visto que ha funcionado mejor hasta ahora?

R: La que me gusta más es el boca en boca, porque las mismas alumnas me recomiendan y eso es muy gratificante. Nos hemos topado con chicas que vienen con un trauma de otras escuelas, donde hay muchas personas por aula o tal vez los profesores no les explican lo que ellas querían saber y entonces me recomiendan. 

Esa es la primera y mejor publicidad que tenemos. La segunda sería por medio de Facebook. Publico las fotos, los videos, los trabajos que ellas hacen, y a la gente le gusta mucho. Esos han sido mis métodos principales. Ahora estamos adentrándonos un poquito en Instagram, pero es complejo.

 

P: Pero, ¿Por qué crees que te ha costado entrar en otras redes sociales?

R: Siento que me ha costado porque el público al que nosotros vamos dirigidas va como de 30 a 40 años, entonces no es tan fácil planificar la estrategia. Ahora que se puso de moda Instagram, nos han pedido que nos activemos más, sobre todo entre las estudiantes más jóvenes. Sí, tenemos cuenta, pero no tan activa como la página de Facebook.

Ahora que estoy acá en la plataforma de Kolau, creo que también este Plan de Digitalización me puede ayudar, no sólo para nuestra Escuela sino también para explicarles a las chicas y que ellas también exploren cómo es el sistema. 

Tengo muchas alumnas a las que les cuesta usar la computadora, las redes, subir fotos, compartir y comentar. Entonces yo dije “Voy a tratar de usarlo yo para luego contarles a ellas cómo lo pueden ir haciendo con sus marcas”. Hasta ahora me ha parecido genial.

 

P: Así también las inspiras y avanzan juntas. Priscilla y cuando nos comentas que al club vuelven las alumnas que ya se han graduado, ¿crees que es parte de tu estrategia de fidelización? Para ti, ¿qué es lo más importante en el momento de fidelizar a los estudiantes?

R: Nuestro lema desde un inicio siempre ha sido “Enseñamos con amor”. Yo siento que el amor mueve mundos, crea sueños y los hace realidad, ellas vuelven más que todo porque se convierten en amigas. 

Las chicas ven que de verdad uno quiere enseñarles, que tiene la forma, tiene la paciencia, y más importante, tiene el conocimiento. Se sienten como en una familia y saben que pueden escribirnos y hablar con nosotras. 

También influye que tanto Stephanie como yo hemos tratado de estar en constante capacitación. No solo en nuestro rubro sino también en formación humana. Hacemos algo más integral. Entonces, creo que ese sentimiento y esas buenas vibras es lo que ha hecho que las chicas vuelvan. Hay estudiantes que me dicen “Yo no me voy de aquí hasta que me muera” [ríe feliz].

 

El amor mueve mundos, crea sueños y los hace realidad.

 

P: Ese agregado emocional representa un valor diferencial para ustedes, y ¿Qué otras cosas crees que te diferencian de la competencia?

Endorfhina. Cursos de diseño de moda.R: Creo que hay dos cosas clave: la variedad de cursos que ofrecemos, y que integramos a la persona con todo. Por ejemplo, en el curso de diseñador de modas, se aprende lo básico, dibujar, conocer sobre tendencias, pero también es muy importante aprender a cobrar.

Mucha gente no sabe cobrar, o se pegan con otros temas administrativos como: “Tengo que pagar un diseñador gráfico, un contador”, y así la gente no avanza, pero nosotras les damos todas esas herramientas. 

Yo les digo “Ustedes no piensen en invertir un montón de dinero en etiquetas, en facturas electrónicas, que ahora nos ponemos con eso, nosotras les ayudamos.” 

Lo mejor es que nuestras estudiantes terminan de verdad formando su empresa. Esto es algo que ha costado mucho, porque muchas instituciones que imparten programas similares tardan mucho, son años y es mucha gente. 

Nosotras intentamos que los grupos sean pequeños, de tres personas máximo, o tener la posibilidad de que venga solo una persona con la profesora por tutoría. Esto ha ayudado a que nuestra formación sea más personalizada y las chicas se sientan más cómodas.

A otras escuelas creo que les falta la parte integral, que de verdad crean en la persona, que confíen en que sus alumnos van a ayudar al sector textil en Costa Rica. 

 

P: Es algo que les da orgullo, claro. Y después de tanto tiempo en esto, ¿cuáles son esos tres consejos básicos que tú le das a un emprendedor?

R: Lo primero sería no darse por vencido, nunca. Aunque cueste, porque cuesta y seguirá costando. Hay que tener constancia. 

Lo otro sería aceptar retos, para mí cuando me dicen “No puedes hacerlo” yo siento que me abren una puerta y yo digo “Claro que sí, voy a demostrar que sí puedo”. 

Y el tercero sería hacerlo de verdad por las razones correctas. Si trabajo por mi sueño con las razones correctas, no por impresionar o por competir, sino porque me sale del corazón, siempre se obtienen los resultados esperados. Son cosas que me han servido y yo les sigo diciendo a las chicas que las hagan y sigue dando resultados.

 

P: Priscilla, es que es obvio que eres una enamorada de lo que haces. ¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?

Endorfhina. Clases en la escuela de moda.R: Lo primero es crear cosas diferentes y ser innovadora. Realizar esa investigación y al final crear un producto nuevo. De resto, mi mayor satisfacción es ver sueños cumplidos, porque es cuando yo siento que de verdad estoy dejando un poquito de mi esencia en cada persona.

He tenido estudiantes de hasta 76 años que me dicen “Yo jamás me imaginé que iba a estar en un desfile de modas y presentaría mis diseños” y ver cómo esa persona logra ese sueño es maravilloso.

Mira, teníamos una estudiante que presentó pasarela, tenía un problema de agorafobia, ella no salía de casa. Solo salía para venir a clases, pero lo logró. Presentó el desfile y su hijo lloraba y nos decía “yo no podía imaginarme que mi mamá de 76 años lograría algún día sus sueños”. 

Ese es el mejor regalo y el mejor pago que yo puedo recibir. Lo mejor, es que es un regalo que a uno le dan todos los días, no es un regalo de solo navidad. Cada chica que logra ese sueño y logra posicionar su marca, que presenta un desfile y me dice “Gracias”, me llena el alma.

 

P: Priscilla, y para culminar la entrevista, nos gustaría que compartieras con nosotros ¿Cómo ves a la Escuela Endorfhina en cinco años?

R: La veo no tanto como una universidad, pero sí me encantaría que fuera una escuela mucho más consolidada. La veo en un local más grande y con más estudiantes. Una de las cosas que nos ha costado más, a nivel país, es tener una certificación que de verdad sea reconocida no solo a escala nacional sino también internacional. 

Fuimos a una reunión con la viceministra y yo le decía “Queremos seguimiento en eso”. Quiero que de verdad las personas estén certificadas, con una entidad nacional o internacional, para que los clientes sepan que de acá salen profesionales excelentes con conocimientos para competir a nivel internacional con otras casas de modas y escuelas reconocidas.

Yo quiero llegar ahí en cinco años y que las chicas salgan certificadas y digan “Esta escuela lo logró”. No por ego propio, sino en nombre de las estudiantes que lo lograron y son profesionales completas.

 

Endorfhina. Graduada.

 

Priscilla, sin duda, tiene enorme confianza en el tejido emprendedor del rubro textil en Costa Rica. Sueña con avanzar en la enseñanza de moda con amor, pero también con certificaciones internacionales y con el respaldo de graduar a diseñadores integrales. 

La historia de la Escuela de diseño y moda Endorfhina apuesta por romper los moldes del mercado y aunque recién están empezando en el mundo digital, todo es posible con perseverancia, ilusión, creatividad y como lo dice la misma Priscilla, con las razones correctas como meta.

 


Cada semana, destacamos una empresa de Costa Rica, en el marco del Plan de Digitalización MIPYME, cuya trayectoria, logros y experiencia son una inspiración para todos nosotros. Es un honor y un privilegio poder acercar estas grandes historias y aprender de ellas.